El gravel es un concepto heterogéneo en el que las marcas no terminan en ponerse de acuerdo. Como decía hace un par de años un miembro del equipo de marketing de una gran marca, “podemos quedar para hacer una ruta cinco ciclistas y cada uno presentarse con una bici diferente: una bici de montaña con cubiertas finas, una de ciclocross, una de carretera con cubiertas de 30 mm…". Aunque el mercado cada vez está más maduro y muchas marcas se han sumado lanzando bicis específicas, esa heterogeneidad no se ha perdido y podemos encontrar modelos muy diferentes entre sí. Lejos de ser un inconveniente, esta variedad de modelos de gravel con características tan diferentes es una bendición para los usuarios, que tienen un amplio abanico de opciones para elegir la bici que mejor se adapte a sus salidas.
Purasangre
En el extremo de las bicis de gravel deportivas, en las que encuadramos a aquellas que tienen una geometría más cercana a las de las bicis de carretera, encontramos la Basso Palta. La conocimos a finales del año pasado, cuando la marca italiana la lanzó al mercado, pero no pudimos rodar con ella hasta mediados de octubre en una atractiva propuesta de presentación para la prensa: un viaje de seis jornadas para unir Barcelona y Girona por pistas en perfecto estado, algunos tramos técnicos y enlaces en carreteras secundarias o caminos rurales.
En nuestro caso completamos el segundo turno, desde las playas de Caldes d’Estrac, al lado de Arenys de Mar, hasta el final del viaje en la meca del gravel en nuestro país. En total, casi 250 km y 4.500 metros de desnivel en tres jornadas que nos pusieron a prueba, sobre todo en la exigente segunda ruta, y que nos permitieron disfrutar a fondo de la Palta.
Las primeras pedaladas con la Palta son extrañas. Si comienzas a rodar por asfalto, como fue nuestro caso, sólo el sonido que produce el taqueado de los neumáticos te recordará que pedaleas en una bici gravel. La pipa de dirección es muy corta -125 mm en una talla mediana-, lo que permite adoptar una posición muy baja, similar a la de una bici de carretera, y si a eso le sumas que la distancia entre ejes es muy reducida, la ecuación resultante es que la Palta es probablemente la bici gravel más ágil que hemos probado hasta ahora. Entre sus buenas cualidades, y las ganas de pedalear de los más fuertes del grupo, la ascensión al popular Collsacreu se pasó rápido y pronto nos adentramos en una pista tranquila, de esas que nos hacen recomendar con tantas ganas que la gente pruebe una bici de este tipo.
Todoterreno
Las buenas sensaciones rodando rápido nos hacían temer que la Palta sería una bici complicada de conducir en los descensos. Sin embargo, en el primer descenso nos demostró que es más dócil de lo que parece. Es cierto que la posición tan baja de las manos puede ser un hándicap para los menos experimentados, sobre todo porque parece que nos vamos a salir por encima del manillar, pero el control en la dirección es muy bueno.
La explicación la encontramos al revisar la geometría y comprobar que el ángulo de dirección es más abierto de lo habitual, cercano al de una bicicleta de montaña, lo que lanza un poco más la rueda delantera facilitando su control, incluso cuando dejamos correr demasiado la bici, como nos ocurrió el segundo día en la larguísima bajada previa al precioso camino que rodea el pantano de Susqueda.
A pesar de que es una deportiva radical, la Palta no desentona con bolsas de Bikepacking. Para los tres días montamos modelos EVOC muy ligeros y con un cierre muy consistente gracias al dial BOA tanto detrás del sillín como en el manillar, pequeños para rutas de varios días, pero suficientes para llevar un kit básico de herramientas y ropa extra.
Aunque contábamos con vehículos de soporte, fueron vitales para abrigarnos puntualmente y, sobre todo, poder pedalear de noche en el final de la segunda jornada. Equipados con las potentes luces Exposure Toro, rodamos los últimos kilómetros hasta el espectacular pueblo de Rupit y después hacia Tavertet por un paraje espectacular que vimos en todo su esplendor en el amanecer del día siguiente. Desde allí nos quedaba lo más sencillo del viaje, alcanzar Girona pedaleando por la popular Ruta del Carrilet.
Es un tramo sencillo y sin apenas dificultad, lo que se traduce en poca diversión con una bici de montaña, pero que sobre una gravel tiene el aliciente de rodar rápido, con velocidades en torno a 35 km/h, con una bici ligera y con sensaciones de bici de carretera de competición. Ahí, la Palta tiene pocos rivales.
De Barcelona a Girona en bicicleta gravel
Buenas bicis, rutas espectaculares en las que nos encontramos todo tipo de terrenos para disfrutar y una grupeta de nivel parejo en la que todo fue fluido, ¿qué más necesitamos? Pues poco más para pasar tres días de cicloturismo que, además de probar la bici, nos permitieron conocer un poco más la que probablemente sea la zona que está más de moda para el gravel. Por recorridos, paisajes y distintas posibilidades para enlazar rutas es indudable que tiene argumentos para tener la fama que arrastra, pero al final lo más importante siempre es con quién compartas pedaladas. Y en el caso de este viaje, con el equipo de la agencia de viajes Thomson; nuestro amigo Joshua -ex de Campagnolo y ahora responsable de marketing de Basso-; y compañeros periodistas que además son muy buenos ciclistas -y no se trata de dar pedales rápido-, se convirtió en una experiencia muy agradable.
Os dejamos los enlaces de la aplicación Strava para que podáis echar un vistazo a las rutas de los tres días.
La gama completa de la Basso Palta
Cuadro: 1.990 €
SHIMANO GRX DI2 : desde 4.610 €
SHIMANO GRX: desde 3.520 €
SRAM FORCE 1 CX: desde 3.662 €
SRAM RIVAL 1: desde 3.290 €
