Los intervalos de mantenimiento de unas pastillas de freno son muy variables, en función del uso que hagas de la bici. No serán iguales para un corredor que entrena a diario, que para un aficionado de fin de semana.
En relación a los frenos de nuestra bici, los fabricantes recomiendan cambiar el líquido de frenos (o aceite, según el freno que tengas) una vez al año y reemplazar las pastillas de freno cuando las hayas gastado.
En algunas marcas recomiendan no apurar la banda de frenado de la pastilla más allá 1 mm de grosor, lo que aproximadamente equivale a 3 mm de grosor total entre superficie frenante y soporte. Si las apuras, el tacto del freno empeora (porque el sistema introduce demasiado fluido para compensar el desgaste), el porta pastillas puede llegar a frenar directamente contra el disco, gastándolo…
Lo ideal es hacer una inspección visual una vez al mes, y medir el grosor si es necesario.