Seguro que muchos, sobre todo los que os criasteis en los 80, recordáis esos libros en los que al final de cada página se os daba a elegir entre varias opciones. Según la que escogieras debías continuar leyendo por otra determinada página perfilando así el relato. Nuestras invitadas nos proponen eso mismo, huir del encorsetamiento del ciclismo de carretera e improvisar nuestra ruta sobre la marcha sin que el material suponga limitación alguna. Ir por carretera, enlazar con otra por una pista, encarar un sendero… hasta donde te dicte la imaginación.
Enfoque variado
Tanta libertad de elección nos lleva a la pregunta que muchos se hacen: ¿Qué es el gravel? En realidad no hay una única respuesta ya que cada uno que se sube a una bici de este segmento lo entiende de forma distinta, desde quien principalmente busca una bici para rodar por carreteras rurales con alguna incursión puntual fuera del asfalto, hasta los que se acercan descaradamente a un uso prácticamente de bici de montaña. También, hemos descubierto durante la prueba que las gravel son unas grandes ciudadanas, desenvolviéndose en el tráfico urbano con la agilidad de una bici de carretera y con la comodidad de sus grandes cubiertas.
No podemos tampoco olvidar la vertiente más viajera. Largas distancias entre ejes y un comportamiento estable serán los aliados en nuestras rutas de bikepacking cuando llevemos la bici cargada con lo necesario para varios días. Nuestras invitadas cumplen en mayor o menor medida en todas ellas pero, evidentemente, queda patente esa diferencia de enfoques. Desde la Slate, prácticamente una bici de montaña con sus ruedas de medida 650b y gruesas cubiertas, hasta una Checkpoint que se defiende sin miramientos en la carretera pasando por bicis muy estables como GravelX o Grail y modelos prácticamente de ciclocross como son Addict y X-Tour.
Dos o uno
A esta disparidad de criterios se le suma el distinto enfoque de japoneses y americanos en lo que a transmisiones se refiere. Mientras que el gigante asiático elige mantener los dos platos, que montan cinco de las ocho bicis de este test, y establece como únicas diferencias respecto a una bici de carretera el uso generalizado de casetes de hasta 34 dientes en su piñón más grande y la inclusión del cambio trasero Ultegra RX, que disfrutamos curiosamente en la bici más sencilla de la prueba, en el que se ha introducido el mismo sistema de fricción en la caja que Shimano emplea en sus grupos de montaña para evitar la oscilación y el golpeteo producido por las irregularidades del terreno.
Por su parte, SRAM se mantiene como adalid del monoplato habiendo logrado en sus grupos, desde el básico Apex hasta el ligero Force, un funcionamiento intachable caracterizado por unos cambios nítidos y contundentes. Sin embargo, ninguna de las bicis de la prueba monta el núcleo trasero XDR que posibilita la utilización de coronas menores de 11 dientes para así poder cubrir todo el rango de desarrollos necesario con un solo plato. En favor del doble, unos cambios más escalonados y el funcionamiento suave y preciso a que nos tiene acostumbrados Shimano, mientras que SRAM tiene su fuerte en la sencillez de accionamiento y la eliminación de problemas mecánicos cuando circulamos en condiciones poco favorables, por ejemplo con barro o agua.
Pisada firme
Un aspecto fundamental en el rendimiento de estas bicis, tanto dentro como fuera de la carretera, son las ruedas y cubiertas que montan. En el primer caso encontramos modelos robustos y generalmente básicos, capaces de soportar adecuadamente la circulación sobre tierra; mientras que en las gomas es donde vemos disparidades que sirven también para definir el enfoque de la bici. Tras los primeros años de esta modalidad, en los que los fabricantes se limitaban a equipar cubiertas de ciclocross, en la actualidad los balones han ido creciendo hasta los 38 o 40 mm que son ahora la norma. Sólo aquellas que optan por priorizar el uso en asfalto mantienen 35 mm.
En cuando a dibujos, taco bajo y perfil redondeado es la regla general aunque también el semislick tiene su cabida para aquellos que van a circular sobre tierra de forma más esporádica y sin afrontar complicaciones técnicas. Lo que aún no podemos entender es que el tubeless no sea una tecnología generalizada en este segmento de bicis, algo que consideramos necesario para poder lograr el máximo agarre fuera del asfalto, evitar pinchazos y minimizar la resistencia a la rodadura. Entendemos que de serie no estén tubelizadas, pero sí que las llanta deberían estar preparadas para ello y equipar cubiertas específicas. Sin duda, un detalle a revisar por parte de los fabricantes.
Bicis para todo
Cuando metemos todos estos elementos en una coctelera, lo que obtenemos son bicis ante todo divertidas. En nuestro caso, cuando salimos a montar con la gravel, ritmos, vatios, pulsaciones y series quedan aparcadas por la vena aventurera que nos invita a improvisar la ruta por pistas de tierra que antes mirábamos de reojo sobre las ruedas finas, carreteras en mal estado o, yendo hasta el límite de lo que la bici puede ofrecer, adentrarnos en senderos revirados. Es en ambos extremos, el de pedalear mayoritariamente por asfalto junto a bicis de carretera o forzar nuestras habilidades técnicas sobre los caminos, donde hayamos los límites de estas máquinas.
En todo lo que queda entre medias, es decir, un uso cicloturista y rutero, nos ofrecen sobradas dosis de satisfacción. Por ello, y ya hemos recomendado a algunos amigos la adquisición de una bici de este tipo, nos parecen una acertada opción para esos ciclistas que tocan todos los palos pero tampoco se adentran en profundidad en ninguno de ellos ya que, evidentemente, con una bici de este tipo es difícil bajar de 6:30 en una Quebrantahuesos y tampoco nos vemos encarando trialeras pedregosas. Todo lo demás, simplemente diversión a raudales.
1 BH Gravel X Alu 2.0
Sencillez y eficiencia podrían ser las dos palabras que definieran a la propuesta gravel de los vitorianos. Una bici que no se complica la vida y es capaz de obtener un gran rendimiento de un bastidor de aluminio, que sin embargo no dispara excesivamente la báscula. Hemos de tener en cuenta que es la bici con el montaje más sencillo de la prueba, eligiendo un Shimano 105 aliñado con un cambio trasero Ultegra RX, la versión específica para esta disciplina del cambio top ventas de los nipones. Funciona con una nitidez envidiable pese a su pata tan larga, a la mayor potencia de su muelle y al sistema que añade fricción al movimiento de la polea para evitar el golpeteo de la cadena.
De la bici, nos ha gustado su posición muy de bici de carretera aunque la dirección, pese a que la geometría indica un ángulo bastante cerrado y ser una talla inferior a la que nos correspondería, nos ha resultado un poco lenta en zonas reviradas. No obstante, en pistas rápidas y en carretera rueda con una rapidez envidiable, algo también achacable a las excelentes cubiertas Hutchinson Override que, pese a su poco taqueado lateral, muestran un agarre en curva en terreno compacto e incluso ligeramente húmedo, increíble. Una lástima que en la medida de 38 mm que monta esta bici no existan en versión tubeless.
Esta GravelX nos parece, sin duda alguna, una forma perfecta de adentrarse en esta modalidad y, gracias al aplomo que muestra y sus múltiples roscas portabultos, una fantástica opción para aquellos apasionados por el bikepacking.
1 Hoy en día parece que el aluminio es el patito feo de los cuadros de bici, pero BH nos demuestra que con él se puede conseguir una bici solvente sin lastrar en exceso la báscula.
2 Aunque tímidamente, Shimano nos demuestra que también tiene planes para el gravel como demuestra esta versión RX del Ultegra, que adopta en su puntera el sistema de estabilización heredado de sus grupos de bici de montaña.
3 Las cubiertas Overide nos han sorprendido gratamente. No podíamos imaginar que con ese taqueado proporcionaran tanta seguridad en curva cuando rodamos sobre tierra y, de paso, sin apenas penalizar cuando lo hacemos en asfalto.
LO MEJOR
- Cuadro muy bien resuelto.
- Nitidez del Ultegra RX.
LO PEOR
- Ruedas y cubiertas no tubeless.
- Dirección lenta.
2 Cannondale Slate SE
Esta Slate es, sin duda, la bici más peculiar de este test. La diferencia la marca su horquilla monobrazo Lefty, de sobrada reputación en el mundo de la bici de montaña y que Cannondale ha adaptado en una versión de recorrido reducido a un uso gravel. Fuera del asfalto se agradecen enormemente sus 30 mm de recorrido que, unido a unas cubiertas de 42 mm, sitúan claramente a esta bici fuera del asfalto. Su comportamiento también se ve influido por unas ruedas en medida 650b, que según la marca permiten compensar el aumento de balón, pero que en la práctica no consiguen darnos sobre el asfalto la sensación de rodar sobre una bici de carretera.
Quizás en este aspecto sea la más radical de nuestras invitadas y hemos de confesar que su comportamiento nos ha recordado mucho al de nuestra, prácticamente abandonada, bici de montaña con un manejo divertido más allá de las pistas de tierra típicas de un uso puramente gravel. Senderos y zonas ratoneras son una gozada con esta bici e incluso nos hemos atrevido, aunque suponga traspasar la raya, a bajar escaleras rememorando los tiempos de ruedas gordas.
Sus robustas cubiertas WTB, aptas al igual que sus llantas para utilizar sin cámara, ayudan a ello y nos dan plena seguridad curveando por los caminos -aunque en carretera lastren el rodar- especialmente en las condiciones de terreno húmedo, pero no embarrado, en las que han trascurrido nuestras pruebas durante los últimos días del otoño.
1 La horquilla de suspensión Lefty marca sin duda el carácter de esta Slate añadiendo sus 30 mm de recorrido una importante dosis de control en las bajadas. Una amortiguación que podemos regular a nuestro gusto actuando sobre la precarga de aire y el rebote.
2 En la parte trasera, la absorción queda en manos del hidroformado SAVE de los tubos de vainas y tirantes que se aplanan verticalmente para lograr un apreciable punto de ¬ exión sin por ello penalizar la rigidez lateral del bastidor.
3 Cannondale opta por ruedas de 27,5’’ o 650b con el argumento de lograr un diámetro exterior de rueda similar a si llevaramos una bici de carretera con 700x23c. Sus anchas cubiertas nos permiten acercarnos al lado oscuro de la BTT.
LO MEJOR
- Absorción.
- Ruedas y cubiertas tubeless.
LO PEOR
- Rodar en carretera.
3 CANYON Grail CF SLX 8.0 Di2
Jamás un manillar había dado tanto que hablar como el de esta Grail, en el que la firma de Coblenza intenta extrapolar el buen funcionamiento a la hora de absorber las irregularidades de su tija VCLS. Su sección superior no va anclada a ninguna potencia y destina el espacio central a la flexión. La parte inferior es la que se conecta con la bici formando un conjunto integrado y, además, cumple la función de reforzar el agarre cuando nos posicionamos en la curva del manillar, pudiendo abrazar esta zona con el pulgar para ganar seguridad en las bajadas.
Sólo tiene un problema, obliga a una posición fija que no resulta cómoda para todas las manos. En nuestro caso nos obligaba a rotar la muñeca para actuar sobre el cambio o el freno. En cuanto a posición, aunque pueda parecerlo por la curiosa estética del manillar, la Grail no es precisamente alta y permite un buen rendimiento cuando rodamos en carretera, aunque siempre teniendo en cuenta que la dirección es bastante tranquila primando la estabilidad sobre la agilidad.
A su buen comportamiento en carretera ayudan sus cubiertas, una versión desarrollada por Schwalbe atendiendo a los requerimientos de los ingenieros de Canyon y que, a pesar de su gran balón, permiten un rodar muy fácil en carretera manteniendo a su vez en los caminos un agarre muy predecible, incluso en terrenos húmedos, a priori su punto débil por los tacos tan bajitos. Sin duda una de las bicis más polivalentes de la comparativa ya que su amplitud de cotas la postula también como una buena candidata para afrontar rutas de bikepacking.
1 El curioso manillar de la Grail combina la absorción de su parte superior “al aire" con el agarre nítido que logramos cuando sujetamos la curva. Aunque no lo parezca, la posición del ciclista no se modifica al compensar la elevación con la cortísima pipa.
2 Canyon calza su gravel con unos auténticos zapatos pata negra. No sólo por las espectaculares ruedas Reynolds de fibra de carbono, sino también por la fantástica versión Bite de las cubiertas Schwalbe G-One desarrolladas en exclusiva para esta bici.
3 El doble plato del Ultegra es la elección de los alemanes para esta bici con el argumento de tener el mayor rango posible de desarrollos sin perder escalonamiento para tener la máxima versatilidad de uso. Desde rutas por asfalto a viajes de bikepacking.
LO MEJOR
- Buen comportamiento en asfalto y tierra.
- Absorción.
LO PEOR
- Estética discutible.
- El agarre en la curva del manillar no se adapta a todas las manos.
4 MERIDA Silex 6000
La propuesta de Merida para su gama gravel nos presenta una bici que se plantea como una interesante opción para aquellos que realizan su primer contacto con el terreno sin asfaltar. En su cuadro, de robusta factura y amplio sloping que permite mucho espacio libre para poder descabalgar con facilidad si la cosa se complica, Merida ha establecido unas cotas amplias que marcan un comportamiento tranquilo y predecible además de una posición alta y segura.
Fuera de carretera sirve para ponernos las cosas muy fáciles, aunque lo hace a costa de perder cualidades sobre el asfalto, donde se siente muy perezosa. Además, su posición resulta demasiado alta y corta para rodar por carretera a poco que crezca la velocidad. Y eso que sus cubiertas, de tipo semislick parecen más indicadas para este uso tanto por su escaso taqueado como por no ser tubeless. Una imagen que también nos transmite el desarrollo elegido para su solvente grupo SRAM Apex, donde el plato de 44 dientes quizás sea excesivo fuera de carretera para la mayoría de usuarios a los que va enfocado esta bici.
Cuenta con anclajes para guardabarros tanto en horquilla como cuadro, lo que sirve para corroborar una de las sensaciones que tuvimos durante la prueba y era que se postulaba como una fenomenal bici para entornos urbanos en los que se alterne asfalto y tierra. Si bien sus componentes son básicos, nos ha gustado mucho la ergonomía de su manillar que, sin llegar a ser especí¬ co de gravel, logra un agarre que nos aporta estabilidad y control sin que lleguemos a acordarnos de las medidas del habitual de carretera.
1 Además de echar de menos el que ruedas y cubiertas sean compatibles con la tecnología tubeless, el dibujo de las Maxxis Razzo se queda claramente corto fuera del asfalto, en especial si el terreno está húmedo.
2 El tubo horizonal describe un amplio sloping que permite mucho espacio libre en el puesto de conducción. Una característica que añade una sensación de seguridad al facilitar poder desmontar de la bici cuando el terreno supere nuestras capacidades.
3 Las puntas ligeramente abiertas del manillar mejoran el control de la bicicleta cuando rodamos sobre tierra, pero sin llegar a la especi¬ cidad de los modelos más radicales de gravel.
LO MEJOR
- Ergonomía del manillar.
- Gran sloping que da seguridad fuera del asfalto.
LO PEOR
- Geometría excesivamente alta y corta.
- Plato de 44 dientes.
5 MMR X-Tour
Hablar de ciclocross en nuestro país irremediablemente nos lleva a hacerlo de la firma asturiana, sin duda quienes más se han volcado en la disciplina del barro. Como derivada de esta especialidad, era lógico que también contaran con una máquina destinada al gravel. Sin embargo, MMR no se ha complicado para nada la vida y, a pesar de que aparezcan como modelos diferentes, el cuadro de esta X-Tour es idéntico al de la Attack de CX -sus geometrías son clavadas salvo en la cifra del trail, suponemos que por una horquilla ligeramente más alta para albergar cubiertas mayores-.
Nuestras sensaciones al montar con ella ya nos lo habían anticipado. Un comportamiento eléctrico y sumamente ágil que hace de la X-Tour una bici muy divertida en las manos adecuadas y que permite rodar muy rápido tanto por caminos como por carretera, pero también exigente con el ciclista por posición y rigidez, por lo que no creemos que sea la bici ideal para esa vertiente del gravel llamada bikepacking.
Hay que destacar su equilibrado montaje, a la par de un cuadro de excelente factura y que vuelven a situar a MMR entre las opciones a valorar cuando de relación calidad/precio hablamos. En especial, hemos de destacar la presencia de un grupo SRAM Rival completo y ruedas Mavic Allroad, específicamente diseñadas para rodar fuera del asfalto y compatibles con tubeless -algo que consideramos esencial cuando rodamos por tierra, al permitir bajar las presiones y ganar agarre-, algo nada común en este rango de precios.
1 El SRAM Riva1 funciona de forma impecable con unos cambios precisos y contundentes que se alían con la sencillez del sistema monoplato. La estética de las manetas, criticada en carretera, se convierte en aliada fuera del asfalto al ofrecernos un agarre nítido y sólido.
2 Aunque sean el modelo más básico de Mavic, las Allroad son un modelo creado específicamente para el gravel. Además de sólidas -y un poco pesadas, todo hay que decirlo-, que sean tubeless puntúa a su favor.
3 Los anclajes para fijar un guardabarros a la horquilla son, junto a las cubiertas de 38 mm, la única concesión de esta bici a un uso puro de gravel en un modelo que, por comportamiento, se encuentra más próximo al ciclocross.
LO MEJOR
- Ruedas tubeless específicas para uso fuera de asfalto.
- Calidad/precio.
LO PEOR
- Geometría excesivamente agresiva.
- Cubiertas no compatibles con tubeless.
6 SCOTT Addict Gravel 20
Cuando probamos la recién estrenada entonces Addict CX, la conclusión por sus posibilidades tanto en carretera como en pistas y senderos fue clara: “un auténtico juguete con dos usos antagónicos". La Addict Gravel comparte un ligerísimo cuadro de carbono -con un acabado finísimo y que declara menos de 900 g- con la versión de CX, aunque con pequeñas modificaciones para potenciar su uso en pistas, como el manillar con una ligera apertura en las puntas para mejorar el control.
Su geometría está más enfocada al rendimiento que a la comodidad y su cuadro es deportividad pura, con reacciones rápidas y pocas concesiones para rodar tranquilo; pero el montaje con doble plato ofrece, a costa de algo más de peso y perder la simplicidad del monoplato, un mayor rango de uso porque aumenta sus posibilidades tanto para carretera, donde nunca nos faltará desarrollo, como si en alguna ocasión queremos afrontar una ruta de varios días con alforjas.
Su comportamiento resulta familiar si estás acostumbrado a bicis deportivas, ya que en asfalto se muestra muy estable y ágil, al igual que en pistas rápidas, donde sólo echamos de menos un poco de comodidad en zonas rizadas, en las que el cuadro da fe de su rigidez. Sin embargo, la mejor virtud es el equilibrio que consigue con su comportamiento en zonas más técnicas, ya que donde más divertida se muestra es en senderos rápidos y lisos, ofreciendo una conducción muy sencilla incluso a velocidades altas.
1 El manillar Syncross Creston 2.0 tiene la apertura ideal para mejorar la conducción en zonas complicadas y, a la vez, no resultar aparatoso cuando rodamos por carretera.
2 Scott apuesta por la polivalencia del doble plato 50/34 en el modelo Gravel 20, mientras que elige monoplato de 42 dientes -grupo SRAM Force- para el tope de gama.
3 La pipa de dirección -cortísima y que obliga a adoptar una posición deportiva- resuelve bien el cableado interno con dos piezas que guían las fundas por el interior del tubo diagonal.
LO MEJOR
- Comportamiento en todos los terrenos.
- Precio ajustado.
- Ligereza.
LO PEOR
- Geometría agresiva.
7 SPECIALIZED Diverge Pro
La firma de Morgan Hill ha desplegado todo su arsenal tecnológico para dotar a la Diverge Pro con las cualidades más buscadas en una gravel: manejabilidad, estabilidad y comodidad. Logradas gracias a un ángulo de dirección cerrado, distancia entre ejes equilibrada y una eficaz absorción de las irregularidades del terreno a cargo del sistema de suspensión Future Shock alojado en el tubo de la horquilla y la tija de sillín S-Works CG-R.
El equipamiento es todo un lujo que queda reflejado en la factura final: grupo completo Shimano Ultegra Di2 -excepto las bielas Praxis-, ruedas Roval CL32 de carbono, manillar Easton también de carbono y un diseño muy acertado. Su doble plato y las cubiertas semislick parecen dejar clara su orientación al asfalto, pero una vez fuera de él se desenvuelve perfectamente gracias su ya comentada comodidad, que nos dejará concentrarnos en elegir la trazada y disfrutar.
El cuadro, elaborado con fibra de carbono FACT 9r, sorprende por su alta rigidez y el diseño de las tirantes, ubicados unos centímetros por debajo del tubo horizontal. Su ligereza compensa el sobrepeso del sistema Future Shock, la tija del sillín y los cambios Di2, dejando el conjunto sólo 400 g por encima de la vencedora en este apartado. Nos gustó el detalle de poder montar sobre el pedalier un compartimento SWAT para llevar una cámara de repuesto, la llave multiherramienta, desmontables y una bombona de CO2.
1 El tubo de la dirección lleva integrado el sistema de suspensión Future Shock -creado por Specialized y McLaren-, con un recorrido de 20 mm que absorberá buena parte de los baches.
2 Su rigidez, sobre todo en la caja de pedalier, es muy alta para evitar desperdiciar energía al pedalear y que la Diverge obedezca nuestras órdenes a la hora de trazar curvas.
3 La tija S-Works CG-R de carbono también colaborará suavizando las irregularidades que lleguen a nuestras posaderas. Según Specialized su flexión es de hasta 18 mm.
LO MEJOR
- Absorción en super¬fícies irregulares.
- Cambios electrónicos.
LO PEOR
- La más cara de la comparativa.
- Agarre en terreno suelto.
8 TREK Checkpoint SL6
Equilibrio es quizás la palabra que mejor podría definir a la propuesta de Trek. Si por algo destaca esta Checkpoint es por desenvolverse con soltura en prácticamente cualquier situación que podamos encontrarnos. En carretera ofrece un rodar casi al nivel de cualquier bici gran fondo, algo que pudimos comprobar cuando la conocimos a primeros de año participando en la Strade Bianche. Por las pistas de tierra no resulta complicado mantener el ritmo y se agradece la efectividad del sistema IsoSpeed para aislarnos de muchas de las irregularidades del terreno, a pesar de llevar cubiertas de 35 mm.
La conducción también se adapta a esa definición y nos deja disfrutar de bajadas curveadas por carretera y senderos revirados con suficiente agilidad para que resulte una experiencia divertida y no se nos acumule el trabajo.
Por último, si lo nuestro es el bikepacking, la bici viene equipada con multitud de roscas para fijar bolsas y portabidones, además de las punteras traseras ajustables con las que podemos aumentar unos milímetros la distancia entre ejes para lograr una mayor estabilidad, algo que siempre se agradece cuando llevamos la bici cargada con lo necesario para un viaje de varios días. Un punto a su favor es contar con cubiertas y ruedas aptas para tubeless, prácticamente una necesidad cuando rodamos fuera del asfalto, sobre todo si tenemos en cuenta que las fantásticas Schwalbe G.One nos permiten rodar muy deprisa sin importar si rodamos en carretera o tierra.
1 La efectividad del IsoSpeed a la hora de absorber las vibraciones procedentes de la carretera es tal que en Trek no dudan en utilizarlo incluso en su Madone superaerodinámica.
2 Aunque pueda parecer un ajuste escaso, los 15 milímetros que podemos aumentar la distancia entre ejes son su¬ cientes para ganar un aplomo que se agradece cuando cargamos la bici con alforjas y tenemos que lidiar con el peso extra que suponen.
3 A falta de un sistema de absorción en la pipa de dirección como la de su gran fondo Domane, Trek elige su manillar Bontrager Race Lite VR-CF que incluye almohadillas IsoZone bajo la cinta para mitigar en la medida de lo posible las irregularidades en el tren delantero.
LO MEJOR
- Versatilidad de uso.
- Comodidad.
- Ruedas tubeless.
LO PEOR
- Guiado externo del latiguillo delantero.
El veredicto
Para muchos el gravel no es más que el enésimo invento de las marcas para vendernos bicis que no necesitamos. Sin embargo, en este caso no podemos estar más en desacuerdo. Hace un par de temporadas afrontamos con una bici de este tipo una de las marchas de BTT más multitudinarias de nuestro país y lo que vimos es que rodar por pistas y hacer rutas es lo que mayoritariamente muchos hacen con sus bicis de montaña.
En las pruebas cicloturistas también es amplia esa clase media cuyo único objetivo es concluir la ruta tras haber pasado una agradable mañana. Todo ello es posible con las bicis gravel, que entremezclan ambos mundos para que únicamente sea nuestra imaginación la que dicte el recorrido. En nuestro caso en particular, nos encantan fuera de la carretera porque nos retrotraen al ciclismo de montaña de los años 90 con el que nos iniciamos. Sin suspensiones ni cubiertas gordas, pero con la tecnología de las bicis de ahora que convierte en muy divertidas rutas que en una BTT moderna resultan insulsas y en las que es la habilidad del ciclista la que finalmente determina el límite de lo que se puede o no hacer con esta máquinas.